Ceras Kalato
TEOREMA II
Sentía que todos estaban pendientes de sus palabras, de sus gestos; atentos
a prestarle apoyo, acompañar sus proyectos, complacer sus gustos por
extravagantes que fueren; no dudaba en acometer las menos prometedoras aventuras, ni en asumir los más difíciles compromisos; el mundo giraba a su
alrededor; era bella, estaba llena de energías, pletórica de vida; generosa y
esplendida, no le interesaba conservar nada sino únicamente desplegarse
extenderse sin límites; se mostraba segura, incontrovertible, arrogante, desdeñosa,
soberbia. La amé, la amo todavía.
Disfrutó el frío de las heladas punas, contempló sosegadamente la
inmensidad del cielo estrellado; en silencio escuchó el ir y venir de las olas;
sintió el mar mojándole los pies; prestó atención al canto de los pájaros al
amanecer y al bronco sonido de los ríos. Todo eso y muchas cosas más.
Al principio se sabía débil, sin mérito o gracia, torpe, subordinada, temerosa,
humillada, cobarde y vivía entre el desasosiego, la niebla y la obscuridad; descubrió
la rebeldía, aprendió la refutación, la virtud del silencio, el valor de la
oposición y la réplica; encontró aliento
en la moda, la música, la pintura, la poesía, el teatro; y se vistió con nuevas
ropas, nuevos disfraces, aprendió nuevas danzas y bailó entonando canciones modernas
y remotas que aprendió de memoria; escucho el sonido de su voz, sus alaridos, el
de las voces y alaridos ajenos, los cantos del coro y la alegría dela comparsa;
los aplausos y las luces.
Hace algún tiempo se muestra silenciosa, ajena, sin atavíos, remembrante,
desinteresada; envuelta en una belleza sosegada, tranquila, opaca; rechaza el
bullicio, el aplauso, la crítica, retraída en si misma; sus días discurren sin
afán, carente de sueños, proyectos y de compromisos; disfruta con moderación de
las luces del amanecer y del acompasado ritmo de las noches.
Cree que al fin ha logrado entender todas las formas del amor, su complejidad y sus
extravíos y sabiéndolo ahora, sabe que nunca amó; que su amor desparramado fue siempre
defectuoso, parcial, insuficiente, mediocre, reducido, insatisfactorio; infantil, ignaro y torpe. Acusa su descuido, ignorancia, falta
de voluntad y de reflexión. Sabe que el tiempo se aleja de ella y entiende que su oportunidad paso. Sin embargo ensueña y yo la aliento suavemente.
Una noche a las orillas de un rio en medio de la exuberante selva, mientras
escuchaba el canto de los pájaros, el chillido de los monos en los árboles, el rumor del discurrir de las aguas y el sonido de las hojas movidas por el
viento, sentí que se alejaba de mi silenciosamente y pensé que me abandonaba,
como sé muy bien algún día ocurrirá.
Pero no fue así, se quedó conmigo.
Desde entonces le presto más atención. La despierto muy temprano, la llevo de paseo en bicicleta, al teatro, le
busco distracciones; le recito versos de Dante, la poesía de Rubén Darío; le
explico las razones de la Razón Pura, la refutaciones Nietzsche y la novedad de
los post modernos; la conduzco hasta la orilla del mar, a los lugares que sus pies hollaron; busca en
la noche estrellada algún signo, en la lectura algún encuentro y en la música
alguna incitación.
En las noches despierta dos o tres veces para acomodar el cuerpo, ajustar
músculos y articulaciones; en las mañanas hace estiramientos y se da baños con
agua fría y caliente para templar el cuerpo; le hago masajes en los pies y
articulaciones; la llevo de paseo, le procuro algunas ocupaciones simples; le
preparo el desayuno, el almuerzo y la cena. La cuido, pero siento que mis
cuidados la agobian, mi amoroso afán la aprisiona. Marchita día a día. Es
mi vida, me pertenece íntegramente.
No sé cómo deshacerme de ella.
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